Coordinado por Laura Morínigo y Elena Cubilla con el acompañamiento de la Compañía Popular y la participación de Lorena Zarza y Alejandro Britez.
“Mi pequeña casilla”, de Blanca Alvarenga.
La identidad de marca cumple el rol de comunicar los valores de un negocio expresando los sentimientos a los cuales estos buscan que se los asocie. En el caso de pequeños emprendimientos la identidad se encuentra con personas emprendedoras, llenas de metas, ilusiones y esperanzas por salir adelante.
En 2021, desarrollamos en Paraguay con el apoyo del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC) de Canadá, la iniciativa “Fortalecimiento de Ingresos y Empoderamiento de las Mujeres”, que se constituyó en un espacio de innovación para negocios en situación de vulnerabilidad y se apostó al trabajo coordinado con un equipo de profesionales creativos para el desarrollo de la identidad de marca de más de 70 emprendimientos liderados por mujeres participantes del Programa Abrazo del Ministerio de la Niñez y la Adolescencia.
El diseño es fundamental en el proceso de fortalecimiento de emprendimientos. Por lo general, las personas con emprendimientos que se han creado con poco capital enfrentan muchos desafíos y lo último en que piensan es en la imagen de marca de su negocio. Sin embargo, el branding puede ser un factor fundamental para crear un factor diferenciador, generar recordación y por ende sumar a aumentar las ventas e ingresos del negocio.
El branding no se trata de diseñar un logotipo sino de contar historias, que en el caso de las personas en situación de vulnerabilidad, enfrentan más barreras que oportunidades.
Mediante una metodología adaptada a las personas, buscando la “razón de ser” del emprendimiento, las mujeres se dieron el tiempo de pensar en las cosas que aman, reafirmaron sus pasiones profesionales, expresaron las razones por las cuales sus clientes adquieren sus productos o servicios y analizaron las necesidades de su comunidad. Ellen Lupton (2017) en su libro “El Diseño Como Storytelling’’ menciona que la cocreación ayuda a las personas diseñadoras a desarrollar la empatía con las personas y a crear soluciones que potencien sus vidas. Esta idea resume la primera experiencia en incorporar el branding como potenciador de los emprendimientos de las mujeres en Paraguay como un elemento para acrecentar los ingresos de las mismas.
Fueron más de 70 mujeres emprendedoras de 6 ciudades quienes se plantearon, por primera vez, la importancia de su propia marca: cómo se vería o la manera de mejorarla. Así, luego de este proceso acompañado pudieron hacerlo realidad a través de un nombre, forma, color, significado y algo esencial: fortalecieron el propósito de sus emprendimientos.
A continuación les compartimos la experiencia de tres participantes de la estrategia de branding:
“La hora de Day”, de Daysi Britez
Venta de chipa. Ciudad de Villeta, departamento Central.
La venta de chipa -un pan de harina de maíz, mandioca o yuca y queso- por las tardes pasó a convertirse en la venta de un momento de felicidad durante la merienda en las casas de la comunidad de Daysi. Lo que la motivaba día a día a salir a vender sus productos era “la alegría en la que la recibía su clientela en cada casa y el poder de su producto para generar felicidad”, explicó durante el taller de marca.
El objetivo principal de los talleres fue que cada participante encuentre el propósito de su negocio, fue en un tiempo de explorar aquello que en el día a día puede pasar desapercibido, pero que es esencial para contar la historia de cada una. Mediante el dibujo, imaginaron cómo pueden verse sus emprendimientos y qué pueden contar de ellos. Agarraron lápices de colores y pusieron color, forma y nombre a sus negocios.
Boceto original realizado por la participante.
La rutina laboral de Daysi inicia con la compra de las chipas de un productor industrial de la zona, tiene calculada la cantidad que venderá en una jornada y al ser clienta frecuente puede acceder a un precio mayorista. En su boceto proyecta una de sus metas, establecer una chipería en su hogar y no solo comercializar sino también producir las chipas.
Tras el análisis, se obtuvo una primera propuesta de logotipo y nombre -en el caso que no se cuente con uno- que se validó con cada emprendedora para continuar el proceso.
Daysi encontró un propósito, establecer una hora de felicidad a sus vecinos, ¨La hora de Day¨
“Mi pequeña casilla”, de Blanca Alvarenga
Venta y producción artesanal de dulces y mieles.
Ciudad de Guarambaré, departamento Central.
Blanca se define como buena vendedora, negociadora y costeadora de sus productos. Describe que el valor diferencial de sus productos es la calidad, “son artesanales y siempre están frescos”, algo primordial para el rubro. Su emprendimiento inició instalando una mesa que le sirvió de mostrador en la calle para exhibir botellas de miel. Ese día, la venta fue tan buena que al rato agotó sus productos. Eso la emocionó y la motivó a seguir con la idea de hacer crecer su emprendimiento.
En su boceto y nombre muestra cómo algo que inició pequeño sigue tomando forma.
Actualmente, Blanca ya no necesita sacar su mesa todos los días ya que instaló un puesto sobre una ruta concurrida apuntando a una clientela que transita por su ciudad y que le permite continuar con el desarrollo de su negocio.
“Manos mágicas”, de Liliana Silguero
Producción de artículos artesanales. Decoración de eventos. Ciudad de Tobatí, departamento de Cordillera.
Una de las habilidades de Liliana son las manualidades. Su rutina del día inicia tomando mate y bordando tejidos en crochet, tejidos con técnicas en punto cruz y tejidos de ñandutí -un encaje característico de Paraguay-. Destaca que su secreto está en el poder de sus manos, “son mágicas”, lo cual inspiró al nombre de su negocio además de Steffany, su hija menor fanática de las hadas.
Son estas manualidades las que forman parte del servicio de decoración de eventos que Liliana administra. Ella se encarga de recibir los pedidos, idear las propuestas, trabajar con otros proveedores, gestionar la logística y montar la propuesta. Un negocio familiar donde distribuye las tareas entre su hijo mayor y su esposo para optimizar el tiempo y cumplir con los pedidos. Liliana ama que sus productos satisfagan a su clientela y que las recomendaciones sean de boca en boca por la buena experiencia de trabajar con ella.
“Manos mágicas”, de Liliana Silguero.
El proceso creativo de conectar con los sentimientos, los valores y de empatizar con las historias, las conecta con sus marcas, con ellas mismas, con aquello que es suyo. Hoy los vecinos de la ciudad de Villeta esperan la hora en que Daisy llegará con la chipa, en Tobatí buscan las manos mágicas de Liliana para sus eventos y en Guarambaré hacen una parada para un dulce momento en la casilla de Blanca.
Emprender no es un camino recto, es un viaje de aprendizaje continuo en que las mujeres emprendedoras innovan, movilizan y aportan dinamismo al desarrollo de sus comunidades.
Identidad de todas las marcas creadas:
Todo comienzo tiene un final, este final ha sido el comienzo de mejores negocios.