Escrito por: Carolina de Miranda, Directora de Promoción Social y de Medios de Vida de Fundación Capital
Construyendo medios de vida sostenibles en Mozambique
Entre 2021 y 2023, Fundación Capital llevó adelante el componente de Graduación del Proyecto de Financiamiento a Emprendimientos Rurales (REFP, por sus siglas en inglés) en el centro de Mozambique. Este programa tuvo como objetivo fortalecer, de manera progresiva, las capacidades de las familias rurales que viven en situación de pobreza extrema para que puedan generar medios de vida sostenibles, aumentar sus ingresos y activos, y volverse más resilientes frente a crisis económicas y climáticas.
Los programas de graduación están ampliamente reconocidos como una de las estrategias más efectivas para salir de la pobreza extrema de forma sostenible. Esta metodología combina una serie de intervenciones que fortalecen los activos productivos, financieros, humanos y sociales de las personas.
El programa, liderado por el Ministerio de Agricultura y financiado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), fue ejecutado por Fundación Capital en las provincias de Sofala, Manica, Tete y Zambézia para acompañar a 5.000 familias durante un ciclo de graduación de 24 meses.
Durante este tiempo, las personas participantes accedieron a los siguientes componentes:
Capacitación y acompañamiento personalizado
Las familias recibieron formación específica para iniciar o mejorar sus negocios, con contenidos sobre habilidades empresariales, educación financiera, desarrollo personal y temas transversales como igualdad de género. Las sesiones se desarrollaron mediante encuentros grupales y visitas domiciliarias, lo que permitió brindar orientación adaptada a cada participante. Para mejorar la experiencia de aprendizaje, se utilizaron herramientas innovadoras como aplicaciones educativas en tabletas y materiales ilustrados.
Fomento de la cultura del ahorro
El programa impulsó la creación de grupos de ahorro y formó referentes comunitarios para promover el hábito del ahorro entre las y los participantes. Además, se introdujeron billeteras móviles en casi todos los casos, brindando una forma segura y práctica de gestionar las finanzas.
Incentivo a la inversión
Este componente permitió, por un lado, cubrir necesidades básicas para que las familias pudieran enfocarse en sus actividades productivas y, por otro, ofrecer un capital semilla para iniciar sus negocios. Se utilizó un modelo de cofinanciamiento, en el que las personas participantes debían reinvertir parte del incentivo en sus actividades económicas.
Asistencia técnica
Se fortalecieron habilidades técnicas vinculadas a la agricultura mediante una red de referentes comunitarios, que replicaron prácticas de agricultura resiliente al clima, algo especialmente relevante considerando la alta vulnerabilidad de Mozambique frente a desastres naturales.
Medición de resultados
El programa incluyó una evaluación comparativa entre una línea de base (antes de la intervención) y una línea final (tras su finalización). En total, participaron 4.893 personas en esta evaluación.
Perfil demográfico de las personas participantes
El 59 % de las personas participantes fueron mujeres. Solo el 35 % sabía leer y escribir, y el 53 % no tenía ningún nivel de educación formal. Casi el 90 % se dedicaba a la agricultura de subsistencia al inicio del programa.
Resultados principales
Al cierre del ciclo, el 81 % de las personas participantes cumplió con los tres criterios de graduación definidos por el programa REFP: completar todos los módulos de formación, ahorrar activamente y generar ingresos sostenibles a partir de una actividad productiva.
Para alcanzar este último criterio, el programa apostó por el desarrollo de habilidades emprendedoras y en la elaboración de planes de negocio. Al finalizar, solo el 3 % de las personas se sentía incapaz de gestionar su negocio (frente al 38 % al inicio), mientras que la confianza en el uso de herramientas de gestión empresarial pasó del 3 % al 20 %.
Ahorro y acceso a billeteras móviles
La capacidad de ahorro mejoró significativamente. El porcentaje de personas que declaró que su familia ahorraba aumentó del 38 % al 98 % (+60 pp). Las mujeres jóvenes (de 18 a 34 años) fueron quienes lograron mayores niveles de ahorro, alcanzando un promedio de 412,59 meticales (US$ 6,50). Al cierre del programa, el 96 % formaba parte de un grupo de ahorro creado durante la iniciativa.
El acceso a billeteras móviles se multiplicó por más de cuatro, pasando del 21 % al 96 %. Para muchas personas, esta fue su primera experiencia con el sistema financiero formal, facilitando transacciones más seguras.
Aumento de ingresos
El programa tuvo un impacto positivo en los ingresos familiares. Se observó un cambio significativo en la distribución del ingreso, con más familias en los rangos más altos. Al final del programa, el porcentaje de hogares con ingresos superiores a 901 meticales (US$ 14,25) subió del 46 % al 72 %. Esta mejora se observó tanto en mujeres como en hombres.
Además, la estabilidad financiera también mejoró: la proporción de hogares cuyos ingresos mensuales eran menores que sus gastos se redujo del 64 % al 34 %.
Propiedad de activos
Después de participar en el programa, aumentó la tenencia de bienes como bicicletas (+10 pp), radios (+8,2 pp) y teléfonos celulares (+28,3 pp). También se incrementó la posesión de animales (+15,72 pp), pasando del 47 % al 62 %. En cuanto a herramientas agrícolas, se registró un crecimiento promedio del 17 % respecto a la línea de base.
Avances en igualdad de género
Además de los resultados económicos, el programa promovió relaciones más equitativas entre mujeres y hombres, partiendo del reconocimiento de las barreras que enfrentan las mujeres para participar plenamente en actividades productivas. Estas barreras suelen estar asociadas a normas sociales y de género que limitan el potencial de las mujeres dentro de sus familias y comunidades.
Al inicio del programa, el 74 % de las personas participantes estaba de acuerdo, total o parcialmente, con la afirmación de que las mujeres son tan capaces como los hombres de contribuir a los ingresos familiares. Al cierre, esta cifra subió al 88 %, lo que indica una mayor aceptación del rol económico de las mujeres. Además, creció la participación de los hombres en las tareas domésticas: el porcentaje de quienes dedicaban una hora o más al día a estas tareas aumentó del 70 % al 86 %.
Seguridad alimentaria
La intervención también contribuyó a mejorar la seguridad alimentaria. Aumentó el número de personas que percibían su peso como adecuado, mientras que la proporción que se consideraba con bajo peso disminuyó en 17 puntos porcentuales. Las familias reportaron un mayor consumo de frutas, verduras, pescado y pollo.
Un camino sostenible
El Programa de Graduación del programa REFP en Mozambique refuerza la evidencia sobre el impacto positivo de esta metodología en múltiples dimensiones de la vida de las personas participantes. Sin embargo, la experiencia en un contexto tan expuesto a los efectos del cambio climático subraya la importancia de incorporar mecanismos que fortalezcan la resiliencia y capacidad de adaptación de las familias. Solo así se puede garantizar que los logros alcanzados se mantengan en el tiempo.
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