Escrito por: Roberto Haudry, Co-Founder, Chief Climate Action Officer, Fundación Capital.
Cada año un poco más de plástico se deposita silenciosamente en nuestro cuerpo, alimentos (vegetales y animales), en la naturaleza, en nuestras casas, en nuestros hijos, en todas partes… Gran parte de la ciudadanía del planeta sabe que no solo somos víctimas de esta realidad, sino también responsables y muchas veces cómplices.
Es cierto que el tamaño y complejidad del problema es enorme y que nos supera como especie, como individuos, como familia, como comunidad, como organización. Pero también es cierto que nuestros hábitos inerciales no cambian, nuestros procesos de producción/consumo tampoco; nuestros sistemas económicos son aficionados a los contaminantes, nuestros ecosistemas bióticos están asfixiados por el plástico y nuestros esfuerzos por reducir el plástico siguen siendo limitados y escasos.
« La producción mundial de residuos plásticos se duplicó entre 2000 y 2019 hasta alcanzar los 353 millones de toneladas… Sólo se recicla el 9 % de los residuos plásticos… En 2019, se liberaron 6,1 Mt de residuos plásticos en entornos acuáticos y 1,7 Mt fueron arrastrados a los océanos por los ríos. Se estima que ya se han acumulado 30 Mt de residuos plásticos en mares y océanos, y 109 Mt en cursos de agua… (OCDE, 2022).
Sin embargo, cada individuo, cada organización, gobierno local sabe perfectamente qué hay que hacer:
a) Consumir menos plástico y dejar de consumir plásticos de un solo uso.
b) Exigir a grandes empresas que generan y promueven el consumo de envases plásticos, recuperarlo y reciclalo.
c) Recolectar plástico viejo de la naturaleza.
d) Asegurar la separación correcta de plásticos para ser reciclado y reutilizado; al menos parcialmente.
En Fundación Capital nos sentimos impotentes, abrumados e incluso incapaces de hacer frente a esta especie de “pandemia biocida planetaria” a causa del consumo de plásticos. Reducimos nuestro consumo personal e institucional, aprendemos y tratamos de apoyar esfuerzos como los de ENALEIA en el Mediterráneo: pesca y reciclaje del plástico recuperado por los pescadores en el mar.
Buscamos integrarnos a una lógica de ecosistemas económicos y bióticos para que todos los actores compartan los intereses de desplastificar, descarbonizar, limpiar y regenerar más vida biótica. Buscamos en nuestras operaciones con microempresas y comerciantes reducir su consumo y venta de plásticos, reconociendo que nuestros esfuerzos son minúsculos, pero aportando tercamente porque sabemos que esta batalla -por la vida- debe ser ganada.
Muchas empresas de tecnología están trabajando en soluciones globales para dejar de producir plásticos a partir de combustibles fósiles, por ejemplo Eranova, a partir de algas, o Maip, y tantas otras en recolección y reciclaje. Son empresas innovadoras que merecen inversiones, nuestra atención y apoyo. Ellas pueden dar soluciones pero solas no van a cambiar la tendencia de plastificación biocida.
Es a los accionistas de las grandes empresas y a los Estados a quienes les corresponde la mayor responsabilidad: la de ayudar a la ciudadanía, en especial a la de países menos desarrollados, e invertir masivamente en nuevas tecnologías y en una nueva ética para descarbonizar y regenerar la vida en nuestro planeta común. También son protagonistas de promover líneas de acción para descontaminar, desplastificar nuestras vidas y sobre todo salir de los modelos económicos biocidas y cambiar los precios relativos -que hoy hacen más deseable contaminar un poco más para ganar un poco más de dinero- .
Debemos actuar juntos, destinar recursos para reducir el consumo, limpiar, reciclar e invertir en nuevas tecnologías.