Por Tatiana Rincón, Vicepresidente Protección Social y Género
Vendedora de artesanías en México
A medida que se han ido superando las dificultades de salud ocasionadas por el COVID-19 y las jornadas de vacunación avanzan en los países, el interés se centra en las medidas de mitigación de los impactos económicos y sociales ocasionados por la pandemia.
En materia de equidad de género la pandemia ha generado retrocesos: un gran número de mujeres que se encontraban en el mercado laboral no sólo perdieron sus empleos al estar en sectores que fueron fuertemente afectados como los servicios hoteleros y los restaurantes, sino que también su carga laboral al interior del hogar se aumentó no sólo por el mayor número de labores domésticas y de cuidado, sino también al tener que ocuparse de la educación de sus hijos. “Desde que inició la pandemia, el 56% de las mujeres y el 51% de los hombres han aumentado el tiempo que dedican al trabajo no remunerado. Pero a pesar del aumento de la contribución de los hombres, las mujeres siguen llevando la carga más pesada: El 33% de las mujeres, frente al 26% de los hombres, aumentaron el tiempo dedicado a al menos tres actividades relacionadas con el trabajo de cuidados no remunerado.” (UN Women, 2020). El confinamiento y el stress han incidido en el aumento de violencia contra la mujer, por ejemplo en México se experimentó un 53% de aumento de las llamadas de emergencia relacionadas con la violencia contra la mujer.
¿Cuál ha sido el efecto de la pandemia en las mujeres y sus pequeños negocios? ¿Cuáles han sido las estrategias de las mujeres para afrontar la crisis? ¿Qué se debería hacer para apoyar a las mujeres para que puedan recuperarse del impacto económico y social?
Los negocios de las mujeres y el “homo economicus”
Lo primero que se debe considerar es que un número importante de pequeños negocios de mujeres son en realidad personas con un Registro Unico Tributario (RUT) en el mejor de los casos, pues en la mayoría de estos negocios se encuentran en la informalidad y ni siquiera cuentan con un registro tributario. El punto central es que más allá de los negocios debemos centrarnos en las mujeres, sus necesidades, sueños y su “lógica empresarial”. Se debe evitar un análisis de sus negocios bajo una lógica enteramente economicista y 100% racional propia de un “homo economicus”. El bienestar de las mujeres es resultado de una constelación amplia de variables, en la que el ingreso o el emprendimiento son sólo una parte. Si bien la pandemia trajo consigo impactos que se manifestaron de inmediato en estas variables, existen aspectos menos tangibles que se deben tomar en cuenta para atender de manera integral el bienestar de las mujeres. Aspectos como el tiempo disponible reducido por cargas extra de trabajo al interior del hogar, en condiciones de confinamiento, o la calidad de las relaciones familiares, resultan fundamentales.
La mayoría de las mujeres cuando inician sus actividades productivas remuneradas, llegan con una carga de trabajo previa: el trabajo de la economía del cuidado y del hogar, que se ha aumentado considerablemente debido al teletrabajo y el estudio virtual, por lo que la mayor parte de miembros del hogar permanecen juntos en el mismo lugar. Por esta razón muchas mujeres buscan actividades económicas que sean compatibles con su pesada carga laboral (remunerada y no remunerada), por lo tanto entran a sectores económicos de fácil acceso como el sector informal o de servicios, que por lo general son de bajos rendimientos e ingresos.
Los marcos de análisis centrados únicamente en aspectos de emprendimiento y generación de ingresos, la prioridad del negocio es crecer, pero en el negocio de las mujeres la prioridad puede ser estabilizar su negocio, generar ingresos adicionales, y compatibilizar su vida personal y familiar con su actividad productiva. Por lo tanto, los micro negocios de las mujeres no deben sólo evaluarse a partir de un indicador de ingreso, sino de bienestar, y el bienestar va más allá del dinero.
Emprendedora agropecuaria en Colombia
Las estrategias de las mujeres con micronegocios para enfrentar la pandemia y las barreras que encuentran
Así como el resto del mundo, las mujeres han tenido que ser innovadoras, adaptarse y crear nuevas formas de gestionar sus negocios. Algunas se han inventado nuevos negocios. Por ejemplo, si antes tenían un pequeño puesto de comida en la calle, ahora llevan la comida donde sus clientes y hacen domicilios. Otras mujeres han buscado diversificar e inventarse otros negocios para disminuir el riesgo.
La reinvención implica en la mayoría de los casos digitalización: empezar a acercarse más y conocer el mundo del marketing digital y de los medios de pagos digitales. Una de las consecuencias del Covid-19 ha sido la aceleración del proceso de digitalización, y las mujeres se muestran abiertas a aprender y a usar la tecnología. Sin embargo, hemos encontrado que enfrentan barreras de género específicas. En el mundo, las mujeres tienen un 10% menos de probabilidad de tener un teléfono movil que el hombre y 23% menos de probabiliad de usar internet móvil, de acuerdo con el reporte de brecha de género de GSMA. De la misma manera, como los hijos se encuentran estudiando 100% en casa o en alternancia escolar, estudiando unos días en casa, y otros días en el colegio, los hijos de las mujeres de bajos ingresos no tienen dispositivos propios, sino que usan el dispositivo de la mamá o de su cuidador principal. En otras palabras, con el mismo dispositivo los niños estudian y también se usa para el pequeño emprendimiento. Otra barrera adicional se relaciona con la capacidad del celular, es decir la mayoría de estos son de baja gama y con poca memoria, por lo que el uso se limita a las redes sociales, limitando las potencialidades de acceso a internet.
Adicionalmente el alto costo de los servicios de internet dentro de la canasta familiar de una persona de bajos ingresos, deriva en que, por lo que por lo general, se compren paquetes con algunos minutos al aire, que no cuentan con las características de conectividad (por ejemplo, internet permanente e ilimitado) ideales para la gestión de un negocio.
Otra gran barrera que encuentran las mujeres son las normas de género, pues el trabajo, remunerado y no remunerado debe ser realizado por todos los adultos que conforman un hogar, y el cuidado de los miembros del hogar y las labores domésticas deben ser una labor de todos, pues las mujeres por lo general sufren de escasez de tiempo.
Después de haber trabajado más de una década en el empoderamiento económico de la mujer, hemos llegado a la conclusión que para generar cambios sistémicos y lograr un empoderamiento real, es necesario incidir en el cambio de normas sociales y de hábitos. Un buen ejemplo es la campaña argentina “No me Ayudes”, un mensaje que hace referencia a que la mujer no necesita “ayuda” en las tareas del hogar, sino que debe ser una responsabilidad compartida.
Nuestra Respuesta
En Fundación Capital celebramos el Día Internacional de la Mujer contribuyendo a cerrar las brechas de género y acompañando a la recuperación económica de los pequeños negocios de las mujeres a partir de estrategias diseñadas por las mismas mujeres. Entre otros, nos encontramos adelantando algunas iniciativas.
En Colombia, en el marco de una nueva iniciativa llamada @Conectadas, y con la financiación de la Internet Society Foundation, estamos capacitando a 500 mujeres con pequeños negocios en el uso de herramientas que facilitan el comercio digital tales como Facebook y Whatsapp, así como de mecanismos de pago digital sencillos y a su alcance.
En Perú, Colombia y México en el marco de DigitAll programa financiado por el Center for Inclusive Growth de MasterCard, nos encontramos diseñando estrategias de digitalización diferenciadas para hombres y mujeres, con las que atenderemos a 50,000 unidades empresariales. Entre otras alianzas relevantes, destaca la formalizada con Plaza Noahui en México, un market-place digital con enfoque de género que ofrece una gama amplia de productos (financiamiento empresarial, servicios para ditgitalizar procesos del emprendimiento, creación de capacidades, etc.) en forma digital, y cuyo objetivo es cerrar las brechas de género en el acceso a este tipo de servicios.
En Paraguay, en el marco de los programas Abrazo, Tenonderá y Tekoporá acompañamos a más de 40.000 microempresarias en el fortalecimiento de su salud financiera y capacidades productivas. También buscamos incidir en normas sociales que impiden a las mujeres prosperar en sus vidas personales y profesionales, mientras se fortalecen espacios conformado por y para mujeres, como los grupos de ahorro.
“Yo estoy pensando en un buen negocio que voy a comenzar de cero [ ] es que para vender ropa, la venta se haría a través de mis vecinos y amigos y un poco de propaganda del Facebook e Instagram y WhatsApp”. Participante del Programa Abrazo. Caacupé, Paraguay
Asimismo en Paraguay, desarrollamos el programa Target Gender Equality de las Naciones Unidas, con el Pacto Global Paraguay y ONU Mujeres. Esta iniciativa busca fortalecer y aumentar el liderazgo de las mujeres dentro de las empresas, a través del establecimiento de objetivos y medidas concretas en diversos niveles de la organización. De este programa participan 32 representantes de 16 empresas que forman parte de la red local del Pacto Global.
De esta manera en Fundación Capital esperamos celebrar y conmemorar el día internacional de la mujer apoyando a las mujeres microempresarias para que salgan adelante y recuperen su bienestar económico y social, y contribuyendo con el cambio de hábitos y normas sociales.
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