La iniciativa Financiamiento de Empresas Rurales (REFP), respaldada por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADER) tuvo como propósito fortalecer los medios de subsistencia de familias rurales en situación de vulnerabilidad en Mozambique. Como parte de este esfuerzo, fuimos seleccionados como organización socia estratégica, donde trabajamos con 5.000 personas, incluidas pequeños agricultores, pescadores y trabajadores rurales en 8 distritos de las provincias de Sofala, Manica, Tete y Zambézia.
A través de un enfoque holístico de Graduación, abordamos las múltiples barreras que enfrentan las familias. Este enfoque se centró en fortalecer integralmente los activos productivos, financieros, humanos y sociales de las personas participantes, promoviendo su autosuficiencia y resiliencia ante choques externos.
Se desarrollaron cinco componentes clave, que incluyeron la formación multidimensional, crear grupos de ahorro, proveer incentivos de inversión, la asistencia técnica agrícola y la facilitar vínculos con servicios financieros formales. Nos enfocamos especialmente en la inclusión de mujeres y jóvenes creando espacios de empoderamiento y colaboración.
La metodología de formación combinó tecnología digital con interacciones personales, asegurando que cada participante recibiera una atención adaptada a sus necesidades. Realizamos talleres grupales y visitas domiciliarias periódicas, lo que permitió que las personas se sintieran apoyadas en su camino hacia el desarrollo socioeconómico. A través de esta iniciativa, se fomentó un sentido de comunidad y colaboración, promoviendo un futuro más sostenible para todos.
Resultados de la iniciativa:
El 98% de los participantes asistieron a todas las capacitaciones, un 81% iniciando sus propios negocios y con un incremento del 24.7% de participantes que ahora dependen principalmente de su propio negocio como fuente de ingresos. Además, se registró un aumento significativo en los activos económicos y el conocimiento financiero, y el 64.4% de los y las participantes se sintieron preparados para gestionar sus negocios. De igual forma, el 54,1% mejoró su nivel de ingresos (52,9% para las mujeres y 55,8% para los hombres).
En cuanto a inclusión financiera, el 98% de los beneficiarios participaron en grupos de ahorro, lo que contribuyó a un aumento del 58% en la proporción de personas que ahorran regularmente. Además, se observó un incremento significativo en la confianza de los participantes hacia las carteras móviles y los grupos de ahorro, con aumentos del 38.4% y 41.1% respectivamente.
En relación con la igualdad de género, se evidenciaron cambios de normas sociales importantes con una mayor participación de los hombres en las tareas domésticas, una mejora en la posición de las mujeres en la comunidad y un aumento en la toma de decisiones conjunta en los hogares que les permitió a las familias aumentar su productividad. Pueden encontrar más información sobre las transformaciones de normas de género en este programa aquí.
Finalmente, el proyecto también fortaleció la resiliencia de los beneficiarios. A pesar de los desafíos presentados por desastres naturales como ciclones, el 55% de los beneficiarios afectados lograron continuar con sus actividades productivas. Esta capacidad de recuperación se atribuye en parte a la diversificación de las fuentes de ingresos promovida por el programa.