Guatemala, laboratorio vivo de Finanzas Verdes 

Explorando el territorio

En Alta Verapaz, Juan me muestra un árbol de cacao que se secó en 2024 de arriba a abajo. La sequía prolongada lo mató en una región que siempre se consideró húmeda. La monilia invade las mazorcas y hasta el pájaro carpintero multiplica las pérdidas perforando los frutos sanos. En fincas pequeñas como la suya, cada fruto cuenta. Su vecina confirma la fragilidad: mientras ella intenta sostener su parcela, su esposo debe vender su jornal para compensar la caída de ingresos.  

El dilema es común: intensificar el cacao sacrificando sombra y forestería, o diversificar con sistemas más resilientes. La primera opción suele predominar, creando paisajes simplificados que reducen biodiversidad, resiliencia climática y alternativas de ingreso. Y en paralelo, Guatemala resguarda un tesoro aún poco incentivado: las variedades mayas de cacao, con alto valor genético y cultural. 

A nivel nacional, Guatemala se ha convertido en un verdadero laboratorio vivo de finanzas verdes. Lideró en 2024 el Índice de Finanzas Sostenibles en América Latina, emitió su primer bono soberano sostenible por 800 millones de dólares y destinó el 23 % de su presupuesto público a inversiones verdes, treinta y cinco veces más que a actividades intensivas en carbono. Bancos como Promérica, BAC y Banrural han comenzado a ofrecer productos innovadores como bonos verdes y programas de incentivos financieros ligados a la agroforestería:  

  • Banco Promérica lanzó un bono verde de 50 millones de dólares destinado a agroforestería en café y cacao; 
  • BAC Guatemala colocó un bono sostenible por hasta 140 millones con BID Invest para ampliar su cartera de créditos verdes y sociales;  
  • Banrural implementó el programa BioPremio, que reembolsa en efectivo el 20 % del crédito a caficultores que adoptan agroforestería y que, en su fase inicial, distribuyó más de Q502,000 en 18 créditos (una señal clara de cómo los incentivos financieros pueden transformar prácticas productivas); 
  • FENACOAC desarrolló un modelo de Garantía Verde que facilita préstamos de hasta 5.000 dólares sin garantías tradicionales, favoreciendo a mujeres indígenas;  
  • Fundación Génesis Empresarial promueve microcréditos para café y cacao en transición sostenible junto con bioinsumos, estufas limpias y paneles solares; 
  • REDIMIF, con 429.000 clientes rurales (72 % mujeres), canaliza créditos verdes para viviendas ecoeficientes y prácticas agrícolas responsables. 

En mercados ambientales, Guatemala firmó en 2022 un acuerdo con el Banco Mundial para transferir hasta 10.5 millones de toneladas de CO₂, equivalentes a 52,5 millones de dólares, combinando así esquemas de carbono con productos financieros verdes. 

También existen experiencias en finanzas ligadas a biodiversidad: los programas de pago por servicios ambientales como PINPEP y Probosque han entregado incentivos en efectivo a pequeños productores que conservan bosques o establecen sistemas agroforestales de café y cacao bajo sombra, aunque con una escala aún limitada frente a la demanda. Un caso histórico es el Proyecto CAMBio (2007–2014), implementado por el BCIE, PNUD y GEF, que otorgó más de 8.700 préstamos verdes en Centroamérica y en Guatemala canalizó, a través de Fundación Génesis Empresarial, más de 4.000 créditos por 3.1 millones de dólares a pequeños productores de cacao, café y cardamomo que adoptaron prácticas amigables con la biodiversidad. En paralelo, aunque todavía no existen en el país, se han discutido modelos de tokens y créditos de biodiversidad, considerados innovaciones potenciales que requerirían marcos legales y metodologías claras para medir impactos. 

Las tasas de interés revelan las desigualdades existentes: Banrural ofrece créditos para café con tasas cercanas al 3 %, MICOOPE al 12 %, Surcapital al 24 % y fideicomisos estatales entre el 2 y el 8 %. Sin embargo, este marco favorable para el café no se aplica al cacao, donde productores en municipios como La Tinta enfrentan mayores barreras para acceder a crédito.  

Además, aún persisten desigualdades profundas en cuanto a la población objetivo: mientras que apenas el 12 % de las MIPYMES rurales accede a crédito formal, las mujeres y comunidades indígenas enfrentan barreras mucho mayores. Solo el 17 % de los adultos en zonas rurales posee una cuenta formal (Rural Financial Inclusion, NCBACLUSA, 2021). La baja bancarización y el peso de intermediarios como cajas rurales y ferias financieras itinerantes se mantienen como las principales vías de acceso en comunidades indígenas y apartadas. 

El árbol seco de Juan y el jornal de su vecina son un recordatorio de lo frágil que puede ser el campo sin respaldo:  

¿Cómo financiar prácticas de adaptación como captación de agua, incremento de sombra, fertilización adecuada y sistemas agroforestales sostenibles?  

¿Cómo lograr que las finanzas lleguen realmente a quienes más las necesitan?   

Estas preguntas permanecen abiertas.  

Nuestra propuesta: 

Desde Fundación Capital, en el marco de la iniciativa BioFincas, financiada por la Iniciativa Internacional de Clima IKI del Gobierno de Alemania, nos hemos propuesto responder a esas preguntas. 

Con la elaboración del Benchmarking de Soluciones Financieras Verdes en Guatemala, identificamos las principales iniciativas en marcha, los retos de inclusión y las brechas aún abiertas. Más allá del diagnóstico, apostamos por la acción: trabajar directamente con las organizaciones comunitarias, las cooperativas y las instituciones financieras para diseñar productos que realmente respondan a las necesidades de los pequeños productores. 

En julio de 2025, visitamos Guatemala para trabajar estrechamente con ASOCUCH en Huehuetenango y sus entidades asociadas, como ADIPY y la Cooperativa Yamanonh. También sostuvimos reuniones en Ciudad de Guatemala con instituciones financieras nacionales para comprender mejor las dinámicas de inclusión y exclusión financiera en el sector agrícola. 

Este proceso permitió: 

  • Constatar las limitaciones reales de acceso al crédito formal de los pequeños agricultores. 
  • Identificar las necesidades diferenciadas de productores de café y cacao. 
  • Acompañar a ASOCUCH en la creación de su primer crédito verde piloto, orientado a prácticas amigables con la biodiversidad. 

Fruto de este trabajo conjunto, se definió un plan de acción para los próximos 12 meses con cuatro líneas estratégicas: 

  1. Elaborar un prospecto de inversión para canalizar recursos hacia instituciones financieras preparadas. 
  1. Apoyar el desarrollo de la cartera de productos verdes de ASOCUCH. 
  1. Acompañar la consecución de recursos financieros en negociaciones ya en curso. 
  1. Potenciar la gobernanza y la gestión de riesgos en cooperativas asociadas. 

Lo que estamos logrando 

El trabajo de Fundación Capital en Guatemala está comenzando a abrir caminos concretos. Gracias al esfuerzo conjunto con ASOCUCH, estamos colaborando en el diseño de dos productos adicionales a su crédito verde, uno forestal y el otro de agroforestería. Ya se cuenta con una primera propuesta. Esperamos que estos productos estén disponibles pronto para los pequeños agricultores, incorporando así la biodiversidad como un activo económico. 

Estamos logrando que organizaciones comunitarias y cooperativas puedan fortalecer sus capacidades en gobernanza, digitalización y desarrollo de productos financieros verdes, lo que les permitirá ser interlocutores más sólidos frente al sistema financiero nacional. En particular, se apoyó a la Cooperativa de Ahorro y Crédito Yamanonh en la digitalización del proceso de crédito. Este cambio ha sido significativo para la Cooperativa, no solo ha aumentado la productividad de los asesores de crédito sino también ha reducido su carga de trabajo dedicada al llenado de formularios y el archivo de documentación. 

Además, hemos generado evidencia rigurosa y de valor —como el benchmarking— que puede servir de base para inspirar nuevas políticas, incentivar a la banca y orientar a donantes y gobiernos hacia inversiones más inclusivas y sostenibles. 

En alianza con Komonilsa, una organización sombrilla que articula a productores y cooperativas como COOPECAKAW, realizamos un diagnóstico integral que abarcó toda la cadena de valor: desde el productor, pasando por el procesamiento y la comercialización, hasta las entidades financieras locales y los fondos de inversión nacionales con potencial de apoyar soluciones piloto. 

Este ejercicio permitió identificar tres frentes de trabajo prioritarios: 

  1. A nivel de productor, se evidenciaron fuertes limitaciones para enfrentar las olas de calor prolongadas y la escasez de agua, así como barreras para establecer sistemas agroforestales debido a la baja capacidad de inversión, la falta de viveros, la escasa asistencia técnica y un precio elevado del cacao que desincentiva diversificar. Programas como PINPEP y Probosque, del INAB y el MARN, ofrecen incentivos para superar parte de estas limitaciones; sin embargo, requisitos como la legalidad de la tierra continúan restringiendo el acceso de muchos pequeños productores. 
  1. En el ámbito de procesamiento, se identificó la necesidad urgente de liquidez para garantizar la sostenibilidad de una planta de licor de cacao con mercado francés asegurado. Esto implicó tres líneas de acción: asegurar el suministro energético mediante una planta fotovoltaica estimada en 200.000 dólares; garantizar el abastecimiento constante de materia prima; y diversificar el portafolio productivo hacia derivados como manteca, té o barras de cacao. En este marco, exploramos junto al proyecto RELIVE (KOICA) y Banrural alternativas de financiamiento para estas inversiones estratégicas. 
  1. En la dimensión de inversión y gobernanza, se concluyó que la estructuración de un plan de negocio unificado es fundamental para ordenar prioridades, fortalecer la toma de decisiones y dar confianza a cooperantes y financiadores. Fundación Capital acompañará este proceso durante los próximos dos años, asegurando que las inversiones se traduzcan en sostenibilidad productiva y en mayor resiliencia para las comunidades vinculadas al cacao. 

En definitiva, lo que se está gestando en Guatemala no es solo un piloto local: es un referente regional de cómo las finanzas verdes pueden ser inclusivas y cómo la innovación financiera, acompañada de alianzas comunitarias, puede transformar la vida de pequeños productores, sus familias y sus territorios. 

Mirando a futuro  

Creemos que la transición hacia sistemas financieros verdes debe ser justa, inclusiva y profundamente conectada con la biodiversidad y los saberes ancestrales. BioFincas es un ejemplo de cómo hacerlo posible, no desde la teoría, sino desde la práctica, la escucha activa y la co-creación con las comunidades. 

Invitamos a conocer más sobre esta iniciativa y sobre los estudios que también estamos impulsando en México y República Dominicana, porque solo uniendo experiencias y aprendizajes podremos construir sistemas financieros que fortalezcan tanto a las personas como a sus territorios. 

Conozca más sobre BioFinCas a través de la web oficial.  

Conversación con agricultores. Alta Verapaz, Guatemala 2025


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